jueves, 1 de septiembre de 2011

NatuRarezas


La hoja.

Una hoja se desprende de la rama de un árbol. Un árbol que le dio vida, la contuvo, la protegió y acompañó hasta sus últimos días. La hoja cae suavemente, deslizándose entre soplos de viento que acarician su cuerpo delgado y vegetal. Libre, la Hoja desata una danza con el viento; la gravedad no surte efecto en ella. El árbol ha muerto, pero ella renace en su libertad. Presente en su ausencia, sola por su cuenta; se deja llevar en medio de la narcótica danza que el viento le propone.

La Hoja, El Viento. Un trayecto no planificado, un río.

El Agua.

Soy informe, cambiante, adaptable, mística, múltiple. Cambio mi composición física mutando de un estado a otro sin problema, pues comprendo la complejidad de mi ser. soy el elemento más poderoso, el más temido, el más necesitado. Soy un Dios. Un verdadero Dios. No como esas imágenes que inventan los humanos para evitar sentirse solos. Yo, soy real. Toma una parte de mi. Tomáme toda. Encerráme, mezcláme, rompéme, consumíme, evaporáme. Nada de lo que me hagas puede dañarme, porque nunca muero, solo me transformo. Si me contaminas, te contaminas; si desaparezco, mueres. Soy la base de todo lo que existe y tal vez la razón misma de la existencia. Mi naturaleza es en sí misma, una contradicción. Mi existencia, necesaria. Siempre me muevo. Aunque esté estancada, tarde o temprano me muevo.

Estoy en todas partes, incluso dentro de tí.  


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